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Ossorio, nuevo presidente de la Asamblea de Madrid: «Sin Podemos bajará el nivel de enfrentamiento»

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Paula Baena

Enrique Ossorio abandona el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso tras cuatro años como uno de sus hombres fuertes para afrontar, lleno de «ilusión», una nueva etapa como presidente de la Asamblea de Madrid. OKDIARIO le entrevista en su nuevo despacho pocas horas después ocupar oficialmente el cargo que hasta ahora ostentaba María Eugenia Carballedo. Una predecesora de la que ha aprendido que aplicar «mano dura» a la hora de controlar el transcurso de las sesiones es «necesario». Sin embargo, la salida de Podemos del Hemiciclo tras los resultados del 28M le hace augurar una legislatura en la que se rebajará el nivel de enfrentamiento.

Pregunta.- ¿Cómo afronta esta nueva etapa como presidente de la Asamblea?

Respuesta.- Con la máxima ilusión. Entré en la administración hace 40 años, he tenido altos cargos en gobiernos durante mucho, pero también estuve aquí en la Asamblea de Madrid cuatro años de portavoz del grupo parlamentario y tengo un recuerdo estupendo de esa época. Aprendí muchísimo, también de Isabel Díaz Ayuso, porque estaba conmigo, de Alfonso Serrano, de Pedro Muñoz Abrines… Fue una etapa para mí muy interesante. Ahora quiero trasladas toda esa experiencia de 40 años en la administración y de tantos gobiernos a la Asamblea para seguir trabajando por los madrileños desde el poder Legislativo.

P.- ¿Qué balance hace de estos últimos cuatro años en el Gobierno de Ayuso?

R.- Han sido cuatro años superilusionantes, en los que hemos trabajado muchísimo. Formábamos un equipo muy, muy bueno. España sufrió una pandemia que hacía 100 años que no se padecía y no paramos de trabajar un momento. Todo eso para mí es imborrable. Fue un esfuerzo enorme en un momento terrible y eso es absolutamente inolvidable.

P.- Dicen que si algo funciona mejor no cambiarlo… ¿qué le parece la renovación que va a tener el Gobierno y que le recomienda a su sucesor?

R.- Sin ninguna duda es un equipo muy bueno que ha funcionado muy bien y yo lo he vivido como portavoz, luego como vicepresidente y, por supuesto, como consejero. Pero las circunstancias personales de todos nosotros, muchas, originaban que no siguiéramos esta nueva legislatura. Por otra parte, la presidenta tiene un afán extraordinario, realmente tremendo, de hacer cosas buenas en favor de los madrileños. Tiene un programa electoral muy ambicioso, con 350 medidas. Aunque yo lo he coordinado, ella ha participado de una manera muy directa y, por tanto, quiere ponerlo en marcha y va a querer buscar a los mejores. No tengo ninguna duda de que así lo va a hacer. Creo que va a ser un gran gobierno.

A mi sucesor le aconsejaría que trabaje muchísimo. La consejería de Educación es muy, muy dura porque tiene mucha gestión y a la vez, desgraciadamente, es muy política. Y digo desgraciadamente porque yo creo que sería deseable que la educación estuviera un poco más alejada de la política. La política es algo digno y estupendo, pero no puede ser que cada cuatro años tenga que cambiar la Ley Orgánica de Educación. Hay que esforzarse en alcanzar el pacto educativo.

P.- La presidenta le ha definido como el hombre sabio del Gobierno, ¿va a seguir ayudando en el Ejecutivo?

R.- Claro, por supuesto. Yo estoy dispuesto a ayudar en lo que sea. Dice lo de hombre sabio porque yo llevo 40 años de funcionario y he estado en muchos sitios, pero especialmente he estado en Hacienda durante 20 años y ahí acabas sabiendo de todo porque haces el presupuesto, ves lo que pasa en educación, en sanidad… Luego estuve aquí en la Asamblea, me conocía los procedimientos, me conocía muchos de los temas del Gobierno de la Comunidad de Madrid porque había sido consejero con Ruiz-Gallardón, con Ignacio González… Por eso lo dice y, por supuesto, que estoy a disposición del Gobierno y de todo el mundo para ayudar.

P.- En la Asamblea se han vivido fuertes enfrentamientos dialécticos, ¿va a seguir la estela de mano dura de su predecesora?

R.- Creo que es totalmente necesario, entre otras cosas, porque el reglamento de la Asamblea, que es la norma que la propia Asamblea se ha dado para regirse, dice que hay que respetar la cortesía parlamentaria y establece una serie de medidas y de sanciones en el caso de que no se respete. Yo creo que la política española debe rebajar un poco el nivel de enfrentamiento. En el año 2015 llegó Podemos a las instituciones y otra serie de partidos y yo, que ya estaba entonces aquí, noté una diferencia. No es que el debate anterior no fuera duro, porque la defensa de tus convicciones, el debate democrático, puede ser duro, pero no se debe llegar al insulto, a la interrupción, al grito. Entonces eso, a partir de 2015, desgraciadamente se instaló en la política española. Afortunadamente, creo que los madrileños y los españoles se han dado cuenta de lo que pasa y considero que deberíamos retroceder e ir a unas posiciones de cortesía parlamentaria, de debate de ideas, pero no de enfrentamiento.

P.- ¿Cree que la salida de Podemos va a ayudar en esa tarea?

R.- Yo creo que sí. Sin duda va a ayudar porque esto es un tema objetivo. En el año 2015, cuando ellos llegaron, la situación en la Asamblea subió el nivel de enfrentamiento respecto a lo que había sucedido en etapas anteriores. Eso fue así.

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